RFID ¿EL FIN
DEL CODIGO DE BARRAS?
Dirck
Forquignon. Director de A.T. Kearney
La RFID (identificación por
radiofrecuencia) es mucho mas que una tecnología, esta llamada a
sustituir el actual código de barras, es un chip que se adhiere a los
productos y para su lectura no es necesario que exista una distancia
visible, con lo cual va ha permitir identificar un palet formado por
diferentes artículos sin necesidad de tener que desmontarlo y picar
producto por producto con los costes que eso acarrea, todo va
gestionado por un software que lo acompaña.
La RFID es una realidad
inminente, ya cuenta con programas piloto, en los cuales se han
incorporado los chips en cajas y en palets, todavía no se ha aplicado
a los productos por separado. Wall-mart, el Pentágono y cadenas de
distribución podrían ser ejemplos de lugares donde ya se hace uso de
esta tecnología.
Los beneficios que implica la
instalación de la RFID afectan a toda la cadena de suministro, el
fabricante va a tener una plena visibilidad del inventario conociendo
lo que hay en cada momento, al identificar los productos no va a tener
que manipular producto por producto va a conseguir eficiencia de la
mano de obra y facilitara las reexpediciones de envíos equivocados
porque se tendrá toda la información. Los distribuidores reducirán
las roturas de stocks en tiendas, disminuirán tanto los costes por
incidencias como los costes por obsolescencia.
La variabilidad de los
productos hace que se deban de gestionar de manera diferente, hay que
tener especial cuidado con los productos de alto valor y un bajo
volumen, con la ayuda de la RFID evitaremos quedarnos con stock
sobrante u obsolescencias, en cambio en los productos de bajo coste y
alto volumen evitara que se produzcan roturas de stock con los costes
que ello conlleva.
Cuando un cliente o proveedor
te propone cambios hay varias maneras de afrontar esa realidad: hacer
lo imprescindible ó "apretarse el cinturón" serían lo que
se conoce coloquialmente como "pan para hoy y hambre para
mañana", ante una situación así se debe de gestionar todo el
sistema para acelerar la obtención de beneficios, se podría extender
el cambio a otros clientes o proveedores con las ventajas que ello
trae. Acelerar esa obtención de beneficios no es difícil pero hay
que prepararse para ello, el cambio hay que abordarlo como una
cuestión de negocio, no de tecnología para ello hay que fijar unos
objetivos en plazos y costes que sean claros y realistas, y para que
lleguen los beneficios hay que apalancar la inversión al máximo,
buscando otras aplicaciones que permitan capitalizar la información
de trazabilidad.
El cambio para que salga bien
hay que gestionarlo, por tanto se debe de gestionar las expectativas
de los consumidores para asegurar su apoyo a las nuevas tecnologías,
hay que ser flexibles, estar preparados para poder gestionar diversos
sistemas en paralelo durante el periodo de cambio. Lo más importante
es asegurar una completa sincronización de datos, si los datos no son
correctos, los beneficios no van a ser posibles, no olvidar de adaptar
el proceso de negocio para poder apreciar la información al máximo
que es el fundamento de todo.
Para que todo esto sea
posible hay que empezar a actuar ahora buscando alianzas para abaratar
la implantación, afrontar los temas de privacidad y seguridad
abiertamente, involucrar a organismos oficiales en el desarrollo del
marco regulador e incrementar los esfuerzos para una mayor
estandarización.
|